El avance tecnológico ha provocado que los conocimientos y habilidad adquiridas por las personas se deprecien de una manera acelerada. Esto genera la necesidad de actualizar lo aprendido constantemente en el tiempo, dando paso al concepto de educación continua, ampliamente difundido en centros de educación superior como universidades.
Esta necesidad deriva en una mayor presión competitiva, no tan solo en el mercado laboral, sino que también en el mundo del emprendimiento. Debido a que las nuevas técnicas, procesos y tecnologías afectan trasversalmente a las personas independientemente si su aporte en las organizaciones es a nivel de empleado (colaborador) o de dueño (Fundador).
Volver a estudiar no es una decisión fácil, mucho menos para aquellas personas que han salido hace más tiempo de la educación formal. Sin embargo, tomar la decisión de actualizar los conocimientos, puede ser la mejor inversión, dando la señal al mercado de preocupación por los nuevos desafíos que se avecinan.
Alguno de los factores que hacen difícil tomar esta decisión son los siguientes:
En primer lugar, las responsabilidades financieras y familiares tienden a aumentar con la edad. Los adultos suelen tener compromisos financieros, los cuales pueden limitar significativamente los recursos disponibles para invertir en la educación.
En segundo lugar, el tiempo dedicado a la familia y al trabajo es otro factor limitante y muy significativo para que un adulto vuelva a estudiar, debido a que equilibrar las responsabilidades laborales con las obligaciones familiares deja poco margen para compromisos adicionales como asistir a clases y dedicar tiempo a otras actividades académicas, como pueden ser la realización de trabajo o lecturas.
En tercer lugar, la falta de confianza en las habilidades académicas es un obstáculo común. Muchos adultos pueden sentirse inseguros sobre su capacidad para asimilar la nueva información, realizar tareas académicas y además, la presión social y el miedo al fracaso son factores psicológicos significativos que contribuyen a generar ansiedad siendo otro factor limitante, el cual va generando una “profecía auto cumplida” que le impide dar el primer paso.
Por último, La falta de una motivación interna clara y significativa que genera la sensación de que ya han alcanzado ciertos hitos profesionales o personales y que no necesitan adquirir nuevas habilidades o conocimientos. puede dificultar la disposición de los adultos para comprometerse con el proceso de aprendizaje.
A pesar de estos desafíos, volver a estudiar como adulto es una experiencia gratificante y enriquecedora. De esta manera, superar los obstáculos asociados con el retorno a la educación es una tarea que no le compete solamente a los estudiantes, también es responsabilidad de los establecimientos educacionales, quienes deben crear una oferta desafiante y motivadora, que se adapte a los requerimientos específicos de un segmento que ya ha estudiado, pero que requiere adquirir nuevo conocimiento o actualizar los existentes.
De esta manera, y en el plano de la educación continua, cada vez tienen más fuerza los cursos cortos, debido a que ayudan a superar la mayoría de las limitantes mencionadas anteriormente. Los cursos cortos tipo bootcamps (Campo de entrenamiento) son cada vez más atractivos para adultos que desean volver a estudiar, al tener un enfoque práctico y orientado hacia resultados.
Estos programas suelen ofrecer capacitación intensiva especializada en habilidades específicas (Práctica no teórica), lo que permite a los adultos adquirir conocimientos relevantes para el mercado laboral en un período corto de tiempo. Esto es especialmente atractivo para aquellas personas que buscan mejorar sus perspectivas laborales, pero también se hace indispensable para emprendedores que requieren adquirir nuevas herramientas y que sienten que un título profesional no les va a aportar valor. Además no están dispuestos a enfrentar los costos, en tiempo y dinero, que implica matricularse en una programa tradicional de pregrado o postgrado.
Con los cursos cortos pueden obtener las habilidades necesarias y aplicarlas de manera rápida y eficiente, dando paso además a un mejor equilibrio entre los estudios, la vida familiar y obligaciones laborales. También el hecho de ser más cortos implica un menor desembolso financiero y generan una mayor motivación, al hacer sentir a sus participantes que aprenden más rápido y ven los resultados al poder aplicarlos de manera casi inmediata.
Por último, la mayoría de estos programas, implementan formatos más atractivos para adultos, que los ofertados en programas educativos tradicionales, por ejemplo ofrecen clases en línea, sesiones nocturnas o en fines de semana, las lecturas son más acotadas al igual que los trabajo y evaluaciones que suelen ser más bien trabajos aplicados. Lo que permite a los estudiantes adaptar su educación a sus horarios y obligaciones contraídas con anterioridad.
No tenemos dudas que estos formatos, irán quitándole participación a programas tradicionales y no tan sólo en el segmento de adultos. Con el tiempo cualquier persona que busque obtener conocimiento exigirá planes de estudios más flexibles, que no tomen un tiempo excesivo y que sean motivantes.